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La bendición de que cierren Facebook e Instagram. Virtudes de la vida antigua

Viernes, 18 de febrero de 2022

¡Qué pasa! El sobrino de la Encarnita otra vez por aquí.

Hace unos días saltó la noticia de que Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook (que ahora se llama Meta, pero que todos vamos a seguir llamando Facebook), había amenazado a la Unión Europea.

Se ve que les dijo algo así como “si no me dejáis hacer lo que quiera con los datos de los usuarios europeos, me llevo Facebook e Instagram a mi casa y no se juega más”.

Vamos a dejar a un lado el hecho de que no se atreverá a hacer algo así y de que es un farol de mierda, porque todo el mundo sabe que Europa debe ser como el 20% de los ingresos y beneficios de Facebook (no sólo somos casi 500 millones, sino que tenemos bastante dinero para invertir en publicidad).

Vamos a dejar, como digo, eso de lado.

Supongamos que cumple con su amenaza.

¿Tan malo sería?

¡Más bien al contrario, diría yo!

Si Facebook retira sus empresas de Europa, eso implica que pasamos a vivir sin Facebook, sin Instagram y sin WhatsApp.

Vamos una por una:

Facebook

Lo cierto es que, si cerrasen Facebook, serían pocas las personas que se darían cuenta.

Hoy en día casi nadie utiliza esta red social. Casi nadie menor de 50 años, quiero decir.

Facebook se ha convertido en una red social de personas mayores que la usan para cotillear y poco más. El 80% de sus funcionalidades no se usan, porque esas personas mayores no saben usarlas.

Así que, si Facebook desapareciera, no notaríamos un gran cambio.

Las personas mayores tendrían unos días de síndrome de abstinencia, pero si algo tienen las personas mayores es que saben resignarse.

Y todos ganaríamos la ventaja de evitar el cotilleo 2.0. Que, como los jóvenes ya no están en Facebook, no es tan duro, pero sigue siendo perjudicial.

Facebook son como las señoras que se sacan la silla a la puerta de la casa en mi pueblo, pero multiplicado.

Y esta es la típica cosa que empeora con la escala. Las abuelas en la puerta hacen un daño limitado y lo compensan con la ventaja de distribuir información tácita. Facebook hace mucho daño y no aporta ninguna ventaja.

Así que, si se marchan, eso que ganamos.

Instagram

Instagram sería más problemático, desde luego.

Hay que pensar que Instagram sí es una red social utilizada por jóvenes. Y, además, es una red social mucho más adictiva (está diseñada para serlo).

Y esa mezcla es dura, porque los jóvenes no tienen la facilidad para resignarse que sí tienen los mayores.

No me quiero imaginar el drama que supondrá para muchas chavalitas si, de repente, dejan de recibir la validación de cientos de tíos diciendo que están preciosas en sus fotos en bikini.

Además, son demasiados los jóvenes que no saben ligar sin Instagram.

Sería complicado, desde luego. Si se llevan Instagram, veremos más depresiones y suicidios. No es broma.

Pero será una ardua marcha que, si la superamos juntos, conducirá a un mundo mejor (en teoría, porque, en la práctica, no sucederá –te lo explico en el último apartado).

Instagram está destrozando a nuestros jóvenes y también a nuestra sociedad.

Me explico.

Está destrozando a nuestros jóvenes porque está creando una cantidad de niñas (también niños, pero, sobre todo, niñas) que viven por y para que les digan que son muy guapas y cuya autoestima depende de ello.

Cada día se levantan, entran a Instagram y comprueban si han recibido 200 o 210 likes en sus fotos. Eso es lo que llena su ego y, por supuesto, supone un chute de endorfinas en el cerebro.

Son adictas a Instagram.

En el otro lado tenemos a unos niños que lo tienen sumamente difícil para diferenciarse entre todos los que dan likes a las fotos de esas niñas y, en consecuencia, no tienen acceso a esas niñas.

Son resentidos de Instagram.

Y es por eso que digo que está destrozando a nuestra sociedad, también: Demasiadas niñas con el ego muy inflado y demasiados niños con el ego por los suelos. Ellos se creen que no pueden acceder ni a las niñas más feas y ellas se creen que no merecen menos que príncipes azules.

Una sociedad con estos mimbres en las relaciones sociales no puede acabar bien.

Por eso, aunque la desaparición de Instagram fuese un drama a corto plazo, a medio y largo plazo sería algo muy positivo.

WhatsApp

Por último, tenemos WhatsApp.

Con WhatsApp pasa algo curioso, y es que es la aplicación que menos daño hace de las tres.

Todo el mundo la utiliza (tanto viejos, como jóvenes), pero no tiene tanta capacidad para hacer daño a quien la utiliza.

En este sentido, probablemente, su pérdida tendría más cosas negativas que positivas, a diferencia de las dos anteriores.

Sin embargo, también es la más fácil de reemplazar.

De hecho, ya tenemos otras muchas herramientas para reemplazar WhatsApp: Telegram, Skype, Signal…

Así que, si Facebook decidiera llevarse WhatsApp, podríamos seguir tan tranquilos.

Habría unos meses de transición en que no estaría claro cuál es la aplicación que hay que utilizar, porque unas personas utilizarían una y otras personas utilizarían otra, pero, al cabo de un año, todo volvería a su cauce.

La vida antigua no estaba mal

Y los tres apartados anteriores nos llevan a la reflexión final: La verdad es que si desapareciesen estas apps (especialmente las redes sociales), nos iría mejor.

La vida antigua no estaba tan mal.

No tener cuchicheos a nivel industrial y no tener a tu alcance millones de personas con quienes ligar tenía sus ventajas.

Si sabes que quienes te rodean son los que son, que no los eliges y que tienes que llevarte bien con ellos (y encontrar ahí tu pareja), tratas con más respeto a los demás.

La falta de respeto aparece cuando sabes que tienes opciones. Si sabes que ese al que te dan ganas de insultar quizá sea el único que puede ayudarte el día de mañana, te ahorras el insulto.

También tiene sus cosas malas, claro. Si la relación es realmente complicada y no te ahorras el insulto, quizá la cosa acabe como en Puerto Hurraco.

Pero eso es algo muy excepcional. Lo normal es que las cosas vayan un poquito mejor que ahora.

No sé. Creo que es algo para reflexionar. Cómo estas tecnologías están destrozando nuestras relaciones sociales y nuestro buen vivir.

Nada de esto sucederá

Pero, sea como sea, opines como yo o al contrario, no te comas la cabeza: Estas aplicaciones y redes sociales no van a desaparecer.

Primero, porque, como dije, a Facebook no le interesa (económicamente).

Y, segundo, porque, incluso aunque se fueran, surgirían alternativas en pocas semanas.

Esta deriva que hemos tomado como sociedad ya no tiene vuelta atrás.

Para bien o para mal.

Y tú, ¿qué opinas?

¿Crees que sería bueno que Facebook desapareciese de nuestras vidas?

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