Mónica Rodríguez Goya es una periodista y fotógrafa asturiana afincada en Londres que desarrolla de forma independiente un precioso proyecto sobre la cultura gastronómica asturiana: Foods from Asturias. Eso ha llevado a Mónica a conocer muchas historias de la vida de las personas y muy bonitas de tradiciones de la tierra asturiana. 

La comida y la bebida van muy de la mano de los lugares y de sus gentes. Y en un sitio como Asturias, donde la gastronomía es tan importante, Mónica ha aprendido mucho. Ha podido conocer más de su tierra a través de su gastronomía. 

En esta entrevista nos habla más de su proyecto y nos cuenta las más bonitas historias que ha conocido en estos años de travesía por los manjares astures. Y desde aquí recomendamos que sigáis este proyecto de cerca por todo lo que nos permite aprender y descubrir de la cultura de esta región tan rica en gastronomía. Para ella, este es un homenaje periodístico a la tierra que tanto echa de menos desde el asfalto de la capital del Reino Unido. 

- ¿Cómo surgió la idea de crear el proyecto Foods from Asturias?

La idea de crear el proyecto surgió principalmente de la morriña que tenía por Asturias cuando ya llevaba varios años viviendo fuera. El proyecto me hacía sentirme más cerca de casa.

- Constantemente nos muestras tradiciones culinarias y gastronómicas asturianas. ¿Cómo haces para obtener toda esa información, entrar en contacto con las personas que llevan a cabo diferentes iniciativas o continúan las tradiciones?

Normalmente son cosas que conozco de cuando vivía en Asturias, o cosas que veo cuando voy, o que mis padres y amigos me cuentan porque leyeron en el periódico, o van a jornadas gastronómicas... Entrar en contacto con las personas en concreto puede ser fácil, como cuando tienen una web o datos de contacto al alcance, o más complicado... como cuando no hay ninguna información y tienes que ser ingenioso y buscar formas más analógicas de contacto.

-De todos los procesos asturianos de elaboración de comida y bebida, que en muchas ocasiones son largos, va desde la recogida de la materia prima hasta el producto final, ¿cuál es tu favorito?

Creo que no podría decir que tengo un favorito, Asturias es una tierra con una riqueza gastronómica envidiable y por eso, sería imposible elegir uno, aunque el proceso de hacer la sidra y el queso están muy altos en mi lista, también me fascina el ciclo de vida de las distintas verduras en la huerta, las frutas en los árboles... Como ves, ¡no puedo elegir uno!

-¿Qué importancia crees que tiene la comida para los asturianos? Viajas mucho, conoces muchas culturas y su relación con su gastronomía. ¿Ves diferencia de unas culturas a otras al respecto?

Mucha importancia, creo que en Asturias, y en general en España, hay una alegría alrededor de la mesa que convierte a las comidas (me refiero a comidas de fin de semana, o familiares) en una especie de ritual. No hay más que ir a una sidrería para ver que los asturianos, en este mundo tan apresurado, aún se toman tiempo para sentarse a tomar algo y compartir un buen rato, para comer con calma, para extender la comida con sobremesas que duran horas... eso no es fácil de encontrar. Por ejemplo, en Londres, la ciudad en la que vivo, muchos restaurantes, cuando reservas, te advierten que la reserva incluye la mesa por una hora y media. Es decir, que si comes dos platos y postre, ya dejan poco margen para poder seguir de tertulia tras la comida, lo que es una pena.

-¿Hay alguna tradición culinaria asturiana que se esté perdiendo o ves que siguen vivas?

Ahora mismo me preocupa mucho el futuro del queso Gamonéu del Puertu, ya que muchos de los elaboradores son queseros con décadas de experiencia y apenas hay relevo generacional. Pero en general creo que las tradiciones gastronómicas se conservan y es genial ver que cada vez hay más jornadas relacionadas con la cultura gastronómica del Principado, desde Castropol hasta Llanes. Eso también sirve para dar a conocer nuestra cultura a los turistas y para, además de protegerlas y ponerlas en valor, atraer a un turismo de calidad. Por otro lado, hay mucha gente que quisiera volver al mundo rural y montar pequeños negocios relacionados con la gastronomía, un buen ejemplo son los chicos que elaboran la ya famosa Asturcilla. Sin embargo, en mi opinión, en España las políticas públicas podrían estar mucho más orientadas a dar facilidades a los pequeños emprendedores, que crean comunidad y luchan contra la despoblación y que a nivel de servicios (escuelas, médicos, etc) tienen que renunciar a mucho. 

-Hay un término muy de moda ahora que se llama el 'slow food'. Pero el slow food ya se llevaba aquí cuando éramos pequeñas. ¿Sigue en Asturias o hay un amplio cambio a causa de las prisas?

La 'slow food' auténtica creo que es la de nuestras abuelas, o esas personas que tienen huertos cerca de casa y que basan gran parte de su alimentación en verduras y frutas que ellos mismos cultivan. Es una utopía para los urbanitas, y una realidad que sigue muy presente en Asturias. También incluiría en el 'slow food' a los que se preocupan de comprar comida de temporada y cultivada no muy lejos de donde viven, lo que se llama alimentos de km 0, porque hay que ser realistas y no todo el mundo tiempo tiempo, o ganas, de tener una huerta. Lo que no puede ser es el sistema que tenemos ahora, que vayamos al supermercado y haya de todo en cualquier época del año, porque la naturaleza tiene un ciclo y no es razonable comer fresas en diciembre, ni uvas de la otra punta del mundo en marzo, ni tantas otras frutas y verduras que recorren 10.000 kilómetros y semanas en frigoríficos hasta que llegan a nuestra despensa. Por suerte, en Asturias hay muchos mercadillos de agricultores, donde sí se consigue verdura y fruta fresca y de temporada, y además, donde los beneficios van directamente para las personas que trabajan la tierra, sin intermediarios. Por desgracia, atendiendo a las estadísticas, parece que la tendencia en España, al menos entre los niños, es más bien hacia lo contrario del 'slow food', ya que el año pasado la OMS publicó un estudio en el que mostraba unas cifras altísimas de obesidad en España, con un 40% de los niños españoles de entre 6 y 9 años con problemas de sobrepeso y obesidad, de los más altos de la UE. Según decía el estudio, en España, solo un 30% de los niños comen fruta cada día y verduras un 10%, el valor más bajo de toda Europa. Algo tenemos que estar haciendo mal a nivel educativo cuando somos la despensa de Europa, tenemos una variedad riquísima de fruta y verdura durante todo el año, cultivada en el país, y luego las cifras arrojan ese panorama. 

Por otro lado, en Asturias hay muchos restaurantes encumbrando el producto de la tierra y la 'slow food' con sello asturiano. Nacho Manzano, el único chef con dos estrellas Michelin en el Principado, abrió el camino para hacer que platos tan asturianos como los tortos con picadillo estén ahora presentes en las cartas de restaurantes, y es muy bonito ver que en restaurantes con distintas filosofías y de distintos precios, hay platos que antes solo se encontraban en las cocinas de las casas. Otro ejemplo es el Bar Blanco de Cangas de Narcea, que en una visita reciente tenía en su carta ensalada de tomate de Corias. Creo que es muy importante reflejar la procedencia de los alimentos en la carta, es mandar un mensaje positivo, una especie de 'querido cliente, me preocupa de dónde viene lo que le estoy sirviendo, y mire, viene de aquí al lado'.

- Cuéntanos la historia que más te haya gustado de to proyecto Food from Asturias

Es difícil elegir una historia sola, pero de la que tengo un gran recuerdo, y que aún me emociona siempre que lo pienso, es de la historia de Marigel Álvarez. Ella, una mujer criada en la emigración, en Alemania, básicamente salvó de la extinción el Queso Casín, luchó porque consiguiese la DOP y lo dio a conocer más allá de nuestras fronteras. Su historia de emprendimiento en un país en el que no es fácil emprender, en una época en que las mujeres tenían peores condiciones para abrirse camino en el mercado laboral de las que tenemos ahora, me parece digna de destacar a muchos niveles. También, es un gran ejemplo para los que estamos fuera, y estamos siempre con un pie pensando en volver. Por eso, se me llenó el corazón de alegría cuando vi que la condecoraban con la Medalla al Mérito Civil. Este año creo que ha sido Casina del Año, muy merecido también, y por supuesto, voy a dejarlo aquí porque tiene una lista muy larga de galardones y menciones por su actividad profesional, todos muy merecidos. Por todas esas razones, para mi fue una de las entrevistas más bonitas de mi carrera y siempre la recuerdo con mucho cariño. 

Foto de portada: Mónica R. Goya (Foods from Asturias)

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